Cómo identificar y tratar los puntos gatillo miofasciales para reducir el dolor

El dolor miofascial es una de las causas más comunes de consulta en fisioterapia y, a menudo, está asociado a la presencia de puntos gatillo miofasciales. Estos puntos gatillo, también conocidos como trigger points, son zonas hiperirritables dentro de un músculo que pueden provocar dolor referido, tensión muscular y disfunción.

El tratamiento adecuado de estos puntos es crucial para reducir el dolor y mejorar la función musculoesquelética. En este artículo, vamos a profundizar en cómo identificar y tratar los puntos gatillo miofasciales de manera efectiva.

¿Qué son los puntos gatillo miofasciales?

Un punto gatillo miofascial es una zona hipersensible dentro de una banda tensa de músculo esquelético o de la fascia muscular. Estos puntos gatillo son capaces de generar dolor local al presionarlos, pero también pueden provocar dolor en áreas alejadas del punto original, fenómeno conocido como dolor referido. Este dolor no siempre coincide con la ubicación del punto gatillo, lo que puede confundir tanto al paciente como al terapeuta si no se conoce bien la distribución de los patrones de dolor referido.

Los puntos gatillo pueden clasificarse en dos tipos principales:

Puntos gatillo activos: Son los que generan dolor de manera espontánea sin necesidad de ser presionados, y a menudo están asociados con una pérdida de rango de movimiento y disfunción muscular.

Puntos gatillo latentes: Estos solo causan dolor al ser presionados, pero no generan síntomas por sí solos. Sin embargo, pueden limitar la función muscular y predisponer a la aparición de puntos gatillo activos.

¿Cómo identificar los puntos gatillo?

El diagnóstico de los puntos gatillo miofasciales es clínico y se basa en la palpación manual del área afectada. Para identificarlos, es importante seguir algunos pasos clave:

Palpación de la banda tensa: La primera señal de un punto gatillo es la presencia de una banda tensa dentro del músculo. Al palpar, se puede sentir como un cordón endurecido o «nudo» en el tejido muscular, lo que indica que el músculo está en un estado de hiperactividad o espasmo.

Dolor a la palpación: Al ejercer presión sobre el punto gatillo, el paciente suele experimentar dolor local. Sin embargo, es importante preguntar al paciente si también siente dolor en otras áreas, ya que el dolor referido es una característica clave de los puntos gatillo miofasciales. Este dolor puede irradiarse hacia zonas distantes, como ocurre frecuentemente en el síndrome de dolor miofascial cervical, donde los puntos gatillo en los músculos del cuello pueden provocar dolor en la cabeza o los hombros.

Signo de espasmo local: Otro indicador de un punto gatillo activo es el llamado «signo de espasmo local». Este se produce cuando, al presionar el punto gatillo, el músculo afectado responde con una contracción rápida e involuntaria.

Patrones de dolor referido: Es importante conocer los patrones de dolor referido de los diferentes músculos. Por ejemplo, un punto gatillo en el músculo trapecio superior puede generar dolor referido hacia la región temporal de la cabeza, mientras que un punto gatillo en el glúteo medio puede irradiar dolor hacia la parte posterior del muslo.

Factores que contribuyen a la aparición de puntos gatillo

Los puntos gatillo pueden desarrollarse por varias razones, entre las que se incluyen:

Sobrecarga muscular: El uso excesivo o sostenido de un músculo puede llevar a la formación de puntos gatillo, especialmente en trabajos que requieren posturas estáticas o movimientos repetitivos.

Traumatismos: Un golpe o lesión directa puede activar puntos gatillo en el área afectada.

Mala postura: Las posturas incorrectas, especialmente cuando se mantienen durante largos períodos, pueden sobrecargar ciertos músculos y predisponer la aparición de puntos gatillo.

Estrés emocional: El estrés crónico puede generar tensión muscular, lo que a su vez favorece la aparición de puntos gatillo en músculos como los del cuello, la espalda y los hombros.

Enfriamiento muscular: Exponer los músculos a bajas temperaturas sin calentarlos adecuadamente puede favorecer la formación de puntos gatillo.

Tratamiento de los puntos gatillo miofasciales

El tratamiento de los puntos gatillo se basa en varias técnicas, que pueden ser combinadas para obtener mejores resultados. A continuación, se describen algunas de las más utilizadas:

Terapia manual

La terapia manual es una de las formas más efectivas para tratar los puntos gatillo. Dentro de esta categoría, destacan varias técnicas:

Presión isquémica: Esta técnica consiste en aplicar presión firme y constante directamente sobre el punto gatillo durante unos segundos o minutos, hasta que el dolor disminuya. El objetivo es reducir el aporte sanguíneo temporalmente al punto, lo que provoca una relajación del músculo una vez que la presión se libera.

Liberación miofascial: Esta técnica se enfoca en liberar la tensión en la fascia que rodea al músculo. Mediante movimientos lentos y sostenidos, el fisioterapeuta busca disminuir la rigidez fascial y mejorar la movilidad del tejido.

Estiramientos y ejercicios terapéuticos

Los estiramientos son fundamentales para tratar y prevenir la aparición de puntos gatillo. Una vez desactivados los puntos, el fisioterapeuta puede guiar al paciente en estiramientos específicos que ayudan a alargar los músculos afectados y a mejorar su flexibilidad.

Además, los ejercicios de fortalecimiento también son importantes para mejorar la resistencia muscular y evitar que los puntos gatillo reaparezcan. El pilates terapéutico es una herramienta excelente para fortalecer el core y mejorar el control postural, lo que contribuye a reducir el riesgo de formación de nuevos puntos gatillo.

Punción seca

La punción seca es una técnica muy utilizada para el tratamiento de los puntos gatillo miofasciales. Consiste en la inserción de una aguja fina en el punto gatillo con el objetivo de desactivarlo y liberar la tensión acumulada en el músculo. Este procedimiento estimula una respuesta de curación en el tejido y mejora el flujo sanguíneo local, lo que facilita la recuperación muscular.

Terapias adyuvantes

Además de las técnicas manuales y de ejercicio, se pueden utilizar terapias adyuvantes como la electroterapia (TENS o corrientes interferenciales) para disminuir el dolor y relajar la musculatura afectada. El ultrasonido terapéutico también puede ser útil para reducir la inflamación en áreas donde los puntos gatillo están activos.

Autocuidado y prevención

Es importante que el paciente también adopte medidas de autocuidado para prevenir la aparición de nuevos puntos gatillo. Algunos consejos útiles incluyen:

Mantener una postura adecuada en el trabajo y en actividades cotidianas.

Realizar estiramientos regulares para evitar que los músculos se acorten y se tensen.

Aprender técnicas de manejo del estrés, como la respiración profunda y la relajación muscular progresiva.

Evitar el sedentarismo y hacer ejercicio de forma regular para mantener una buena condición física.

Consideraciones finales

El tratamiento de los puntos gatillo miofasciales es esencial para reducir el dolor y mejorar la calidad de vida de los pacientes. A través de la terapia manual, los estiramientos, la punción seca y otros enfoques, es posible desactivar estos puntos y restaurar la función muscular. Si experimentas dolor muscular persistente o rigidez, es recomendable acudir a un fisioterapeuta para una evaluación adecuada y un plan de tratamiento personalizado.

Con un enfoque integral, que combine técnicas terapéuticas y educación, se puede aliviar el dolor miofascial de manera efectiva y prevenir futuras complicaciones.

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